martes, 17 de junio de 2014

EL CONTENEDOR, LA REVOLUCIÓN OLVIDADA. (1)

Lejos de ser una historia aburrida,  la implantación del contenedor, las causas que condujeron a su adopción como método de transporte de mercancías,  el momento en que se hizo, y las resistencias surgidas en torno a su utilización, constituyó uno de los procesos más interesantes en el desarrollo del comercio internacional y la globalización.



La llegada del contenedor tuvo importantísimas consecuencias. Sin embargo, la presencia masiva del contenedor en nuestro paisaje cotidiano hace que lo asumamos como algo que siempre estuvo ahí. La realidad es muy diferente. Les invito a descubrir esta revolución olvidada. 

Causas de la irrupción del contendor:


La idea del contenedor no era en absoluto nueva a mediados de los cincuenta del siglo XX, ya que sus  orígenes entroncan con el ánfora romana. La pregunta es por qué, si la idea tiene más de dos mil años, hubo que esperar a que un transportista de mediados del siglo XX impulsara esta nueva forma de traer y llevar mercancías por todo el mundo.  Veamos cuáles fueron las causas.
  • La necesidad de reducir costes de operación en un contexto de una creciente competencia.
  • Un gran incremento de la capacidad industrial norteamericana.
  • La perspectiva de mercados exteriores en crecimiento, especialmente en Europa.
  • El propio concepto de navegación se revisa y se entiende ya como un soporte de transporte a gran escala.
Pero hay tres aspectos esenciales para considerar la idea del contenedor como una auténtica revolución:
  • Mc Lean, el inventor del contenedor, vio el negocio del transporte de mercancía de una forma diferente a como se veía hasta entonces.
  • Su idea contribuía claramente a resolver un problema concreto: Reducir costes era una necesidad para los transportistas y las empresas.
  • El apetito por el riesgo es otro factor fundamental. El contenedor supone poner en marcha a escala internacional un gigantesco proceso de cambios e inversiones que afectan a todos los agentes involucrados. Y hay que decir que no todos estos agentes eran favorables a estos cambios.
Pero había también una causa oculta de la que hablaremos más adelante y que fue sin duda un gran desencadenante de todos estos cambios.


Una visión innovadora:


El contenedor cambió para siempre el comercio internacional. Su inventor Malcolm Mclean, importante transportista nacido en Carolina del Norte en 1913, vio claro que utilizando grandes cajas de metal se podría abaratar los costes y reducir notablemente los tiempos en el proceso de transporte tanto marítimo como terrestre.   A día de hoy y gracias a la clarividencia y espíritu innovador  de Mc Lean, el contenedor forma parte del paisaje en cualquier parte del mundo. 

Malcolm McLean, Inventor del Contenedor

La realidad es que todo empezó el 1 de mayo de 1956. Un tanquero llamado Ideal -X atracaba en el Puerto de Houston procedente de New Ark, New Jersey. Llegaban a bordo 58 grandes cajas de aluminio. El mismo número de camiones aguardaban en los muelles para remolcar dichas cajas repletas de mercancía hasta sus destinatarios. Este hecho, supuso un antes y después en el comercio internacional además de un paso decidido hacia eso que llamamos globalización. Con el nacimiento del shipping container el comercio empezaba a crecer y el mundo se hacía mas pequeño.





Una visión diferente, un afán de resolver problemas y la toma de riesgos venciendo resistencias son tres ingredientes  que ayudan a construir o al menos enriquecer ese concepto de innovación del que hablamos. La cuestión para entonces era de dónde saldrían las enormes sumas de dinero que habría que invertir en el nuevo sistema. Entre otros aspectos hay que invertir en nuevos puertos, construir cargueros adaptados al nuevo sistema, adaptar los flujos burocráticos y financieros. 

Obviamente Mc Lean carecía de  los inmensos recursos necesarios para ello. Entonces, ¿Cómo pudo llevarse a cabo la introducción generalizada de estas cajas de metal en el comercio mundial?Las ventajas del sistema ideado por Mc Lean eran enormes: ya hemos mencionado la reducción de costes en la medida en que permite la estandarización y simplificación de los procesos logísticos de origen a destino. Cualquiera podría pensar que los mencionados son argumentos suficientes para justificar esas ingentes inversiones, especialmente las relacionadas con las infraestructuras que solo las administraciones públicas podían acometer. El hecho es que para los políticos siempre cortoplacistas, estas decisión no fue fácil de tomar ya que los resultados solo se verían a largo plazo.

La causa oculta


Pero había un estímulo determinante que concitó   el consenso de industrias, transportistas y administraciones públicas. El contenedor, abría la puerta a la solución de un problema aun más acuciante que no hemos mencionado hasta ahora y que suponía un gran freno al desarrollo del comercio internacional. Nos referimos a los problemas que ocasionaban los trabajadores de los muelles que conducían a una situación de impredictibilidad dificilmente tolerable para empresas, transportistas y gobiernos. Para entonces eran constantes las huelgas improvisadas y arbitrarias de carácter local convocadas con pretextos muy variados. No eran por tanto huelgas de ámbito nacional convocadas en base a reivindicaciones más o menos sólidas.



Con su actitud, los sindicatos portuarios en USA y en otros muchos países nadaban en sentido contrario a lo que se necesitaba en aquellos años de recuperación económica tras la Segunda Guerra Mundial: estabilidad, fiabilidad y productividad. Este fué el problema de fondo que movilizó voluntades e inversiones para introducir un nuevo sistema que entre otras características, limitaba la intervención de mano de obra en el proceso portuario de carga y descarga.

La necesidad de fiabilidad y productividad era contestada por los sindicatos portuarios en Estados Unidos y en muchos otros países con menos fiabilidad y menos productividad. Fue esta actitud la que aceleró la unión de voluntades de todos los actores del sector para acometer las inversiones masivas necesarias para  cambiar para siempre el negocio del comercio marítimo. Y de paso se erradicaba el problema que los trabajadores de los muelles llevaban ocasionando desde los años 40 y 50 del siglo XX. Es un ejemplo de fallo de un colectivo ante un proceso de cambio en el sector.

Los sindicatos se veían  a sí mismos como un instrumento de negociación colectiva orientada a mantener a ultranza los puestos de trabajo y a garantizar las mejores condiciones laborales posibles a sus miembros sin entrar a analizar las oportunidades que emanaban de estos cambios para los propios sindicatos. Y esta visión  les lleva a no entender ni mucho menos adaptarse a los cambios que implicaba el pujante crecimiento del comercio internacional marítimo. Ese fue su auténtico error, su incapacidad de adaptación al cambio.


Moraleja: 

El contenedor es una innovación que cumple tres requisitos: Significa una visión nueva del comercio marítimo, aporta una solución original a un un problema real planteado por un crecimiento pujante de dicho comercio, y la capacidad de concitar voluntades para llevar adelante las inversiones necesarias. Frente a ello la historia de una inadaptación al cambio.













  • Rolf Strom-Olsen, Profesor de Management en el IE.
  • Levinson, Marc:  "Te box. How the shipping container made the world smaller and the world economy bigger". Princeton University Press.Princeton and Oxford.

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